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5 ago 2013

BELLEZA EN LOS APALACHES


THE DILLARDS           "DECADE WALTZ"

No resulta sorprendente que uno asuma con más naturalidad un estilo musical que, sin pertenecer a la raíz de su terruño, diste muchos kilómetros de su lugar de origen y, de la misma manera, lejos de lo que pueda representar el folklore más próximo, al que supuestamente se debería estar más unido, le satisfaga una forma musical que nada o poco tiene que ver con sus tradiciones.

Tal me ocurre con el "bluegrass", un estilo musical genuinamente americano, hijo del country y hermano del "hillbilly" de los Apalaches, primo hermano del "ragtime" y con parientes cercanos diseminados por las familias extensas del jazz y del blues, al que accedí hace muchos años a través de The Kentucky Colonels. Curioso como esta banda está unida a los protagonistas de esta entrada, The Dillards, al formar parte de esta última Billy Ray Latham, guitarra bajo que fue miembro de los primeros durante unos cuantos años. Y grato y sorprendente es saber también que dos célebres músicos, Clarence White de los Kentucky y Doug Dillard de sus homónimos tuvieran mucho que ver con The Byrds (la piedra filosofal del folk-rock). El primero como miembro de honor de los pájaros desde 1968 hasta 1972, el segundo miembro ocasional de la banda cuando ésta visita Londres en Mayo de 1968, mención a parte de su colaboración con Gene Clark en sus célebres grabaciones desde 1968 hasta 1971. Todo va poco a poco encajando.

The Dillards y su "casi último disco en estudio oficial" en 1979, "Decade Waltz", no es quizás el trabajo por el que van a ser más recordados, pero no es por ello menor. No estamos ante joyas como "Wheatstraw Suite" o "Copperfields" de 1968 y 1970, ni siquiera nos retrotraemos hasta el seminal "Back Porch Bluegrass" de un lejano 1963, considerado por los puristas como émulo de las mejores y ya antiguas grabaciones de los Bluegrass Boys de Bill Monroe y el gran Earl Scruggs. Estamos, al contrario, en el final de la primera etapa de la banda, aquella que comienza a principios de los 60 y se extiende durante casi dos décadas y, conocedores de su próximo fin, prefieren ofrecer al oyente un popurrí de temas que reflejan todos los estilos que tan acertadamente cultivaron.

De tal manera que The Dillards suben a la montura y cabalgan por territorios claramente country-rock en piezas como "Greenback Dollar", magníficamente instrumentada desde su mínima entrada inicial ("The Ten Years Waltz") y en su final acústico, las cuerdas de los dobros y banjos, más la base rítmica a un trote sereno, le otorgan una hilatura de rica orfebrería folklórica. O en "Easy Ride", donde las voces y el fondo instrumental, siempre las cuerdas protagonistas, afianzan su maestría estilística. Y si en temas como "Gruelin´Banjos" e "Hymn To The Road" siguen en esa vertiente de un poderoso y convincente country-rock tradicional, en otros como "Headed For The Country" (cómo me recuerda aquí la atmósfera que crea la banda y la voz de Doug Dillard a los mejores REM), "Turn It Around" y "Lights Of Madella" se dirigen hacia terrenos propios del mejor "country-western" y "soft-rock" californiano, tipo New Riders of The Purple Sage o Doobie Brothers.


Y en ese popurrí mencionado hay tiempo para una pieza instrumental, puro galope de "bluegrass" montañoso en "Happy I´ll Be", o un toque más blues y sureño, con un "fiddle" delicioso, en "Mason Dixon", y hasta cabe una versión del "We Can Work It Out" de Lennon y McCartney, donde dobros, banjos y mandolinas otorgan al tema una riqueza instrumental digna del mejor granero de Kentucky. Al igual que al inicio del disco, el comienzo acústico de la cara B, un etéreo y acústico "10 Years Waltz" otorgan a la grabación una atmósfera general de celebración campestre.

Ya mencionado el furtivo Doug Dillard, más proclive a buscar nuevas vías interpretativas, su hermano Rodney mantiene viva la llama inicial de la banda y agrupa, en este "Decade Waltz", a un solo miembro de la formación original, Dean Webb a la mandolina. Herb Pedersen, auténtico maestro en la sección rítmica, tanto en guitarras como en el banjo, retorna a la banda después de su salida en 1971, protagonista no obstante de los mejores años de la misma, y asume también labores de producción junto a Rodney, de hecho parece que éste, conocedor de las exitosas colaboraciones de Herb con Emmilou Harris, Linda Ronstadt o John Denver, le deja bastante cuerda en el arreglo final del disco. Paul York y Jeff Gilkinson, base rítmica del grupo también son miembros con historial desde 1969 y 1971, han conocido los entresijos y el devenir de la formación con suficiente tiempo para estar perfectamente engarzados. Douglas Bounsall, incorporado ya en 1977, dos años antes de esta grabación, es un portentoso multi-instrumentista que igual domina las guitarras como el banjo y el "fiddle".

Completa el disco un excelente "sleeve" con fotos sacadas del album familiar de "Mom Dillard", sus apuntes manuscritos al pie de cada instantánea reflejan fehacientemente cómo la familia Dillard tuvo en la música un engarce definitivo para su unión y progreso. Hay también un texto clarividente de Scott O´Malley que recorre los mejores momentos biográficos de la banda, acompañado de más fotografías que muestran a una banda normal, fuera de esas pantomimas de retratos raros a los que los artistas nos acostumbraron años más tarde, cuando ya llevaban comidos unos cuantos tripis. Nada de eso aquí.

"Decade Waltz" es un album de culminación. Desde la portada con la fachada de madera de una casa campestre abandonada, el elevado porche a la derecha, la chimenea de piedra en el centro, los árboles aun recogiendo el aire agrícola en un día nublado, asistimos a la más pura celebración del folklore popular americano. Ese que nada tiene que ver con los que estamos anclados en esta loca península, y que a tantos gusta tanto.

2 comentarios:

  1. Me gusta el Bluegrass, the dillards, y sobre todo los sucesores de <dillards lthe Coal Porters con el ex long ryder sid Griffin al frente su versión de Bowie del horoes o del paint it black de los stones de su último disco don formidables

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  2. Imprescindibles en su terreno, me buscaré este "Decade Waltz" del que hablas tan bien. Saludos

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